El material más comúnmente empleado para actuar como ánodos de sacrificio es el zinc. El par galvánico formado corresponde con una batería convencional de zinc/aire.
A día de hoy, el sistema más efectivo para evitar el efecto de ánodo incipiente es el que consiste en disponer ánodos de sacrificio en el interior de la reparación estructural, si bien su colocación en el perímetro de los parches (fuera de los mismos en planta) permite no interferir con la calidad de los morteros de reparación y protección a emplear en las siguientes fases.
El sistema híbrido de protección catódica permite controlar el avance de la corrosión, y diseñar sistemas de protección de la estructura frente a la corrosión en periodos de 20 a 50 años, siendo el que ofrece mejores prestaciones para ese periodo de tiempo con unos costes de instalación y mantenimiento más asequibles que otros sistemas.
En EDICONZA estamos especializados en tratamientos de reparación, refuerzo y protección del hormigón. Reconstruimos y reparamos cualquier elemento deteriorado en una estructura de hormigón, desde los cimientos y los forjados hasta los acabados, manteniendo así su función y alargando su vida útil.
Los ánodos se utilizan para proteger estructuras metálicas que están enterradas o sumergidas en agua dulce o salada. Al poner en contacto eléctrico un metal más activo (ánodos de sacrificio), con una estructura metálica, que actuará como cátodo, provoca que sea el ánodo el que se desgaste y corroa en lugar de la estructura, ya sea un casco de barco, una tuberías, depósitos, etc … Suministramos ánodos de distintos materiales, formas y tamaños.
La fase de reparación estructural incluye la elección del tipo de ánodo y aleaciones más adecuadas; suministramos ánodos de sacrificio, juntas aislantes de brida, electrodos de referencia, etc; y nos aseguramos de realizar un mantenimiento de la instalación que asegure el correcto funcionamiento de la protección catódica por un largo periodo de tiempo.